Residential
Una familia, una segunda residencia, muchas ganas de compartir y acoger, y una inmensidad de mar por delante.
En este proyecto, la cocina es el centro del diseño.
Su gran isla orientada al mar, se convierte es un espacio para cocinar, compartir y disfrutar, tanto desde la propia cocina, como desde la sala de estar, a la cual se accede desde unos escalones que contienen un banco de almacenaje, que da estética y funcionalidad a la división de espacios.
El elemento que da cohesión, calma y conexión es una chimenea de doble cara, integrada en una columna existente, que conecta virtualmente la cocina y la sala de estar y que, como no, se alinea también con el mar.
Tras los paneles de madera, se esconde un baño de cortesía combinando, como es habitual en los diseños de la interiorista, funcionalidad y diseño.
El mar era uno de los requisitos de estos propietarios. Verlo desde cada estancia. La otra gran premisa era ser una casa para ser vivida y compartida.
Estancias privadas, todas mirando el infinito del agua
Cada una de las 4 habitaciones, 2 suites i 2 dobles, buscan también la comunicación directa con el exterior y el azul del mar. Destaca la suite principal, donde además, desde la ducha, se abren dos rendijas, una al mar y otra a una claraboya.
La madera noble sella el proyecto en todo el mobiliario de las habitaciones.
Un despacho abierto y privado: una dualidad esencial del estudio.
A una de las plantas superiores se encuentra el estudio. Un despacho enmarcado con unos grandes ventanales de aluminio que conectan directamente con la habitación, dando privacidad para trabajar y concentrarse, al mismo tiempo que se disfruta de las vistas exteriores que comparte con la suite.
Todo el material ha sido diseñado a medida por Susanna Cots.
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